LA CANCIÓN DEL PARIA

"... y siempre voy vagando... y si algún día siente, mi espíritu, apagarse la fe que lo alumbró, sabré morir de angustia, más, sin doblar la frente, sabré matar mi alma... pero arrastrarla no" (O. Fernández Ríos)

sábado, 27 de agosto de 2016

LA SIESTA PERDIDA - Fernando Espinosa dedicada a "Cambalache"



Escrita por Fernando Espinosa. Dedicada al programa de radio “Cambalache”.

Quería dormir mi cotidiana siesta. Es más, necesitaba de ella pues mi trabajo nocturno así lo requiere.


Por la radio se escuchaban desaforados gritos de gol, donde el relator se desgañitaba describiendo jugadas alucinantes en las que legendarios nombres del fútbol anotaban sus goles para que quedaran presentes en el marcador de los recuerdos.


Eran jugadas soñadas y disparos certeros al arca de la vida misma, al rincón donde nace la esencia vital del ser humano, donde se regocijan la sensibilidad del espíritu y el amor fraterno del hombre como individuo, como ser consciente y racional.


Contrastando con la excitación del relator, una pausada y cadenciosa voz del conductor Federico, ponía el remanso dulzón para que intentara conciliar el sueño.


De pronto el conductor comenzó la lectura de una carta recibida, de un tal “Pachineca”, según dijo, un hombre que al decir de la murga “está lejos, inspirando retiradas”.


Luego pasó a leer unas letras dedicadas a Mercedes, según comentó, a pedido de un camélido personaje de radio.


Y fue hermoso. Resultó ser una recorrida de la memoria por nuestra querida Mercedes, la que era vista a través de los ojos del corazón, descrita con palabras emanadas del alma, detallando con nostalgia cada rincón, cada callecita sinuosa y coqueta de los distintos barrios.


Casi sin querer me vi transportado a la época de mis años adolescentes, hasta creía escuchar la voz del relator, en uno de mis antiguos “picados” futboleros, con aquellos muchachos del ayer que luego serían cracks del balompié como el Tino, “Cabeza e´Perro”, el Chango, Cepillo, “Pata e´Mono”, Paulino, Conrado, Cacho, Víctor Pacheco, “Mayo” Godoy, el Poli y su hermano La Boga... y tantos otros que escapan a la memoria algo vichoca, algunos de los cuales se calzaron la gloriosa casaca celeste del mítico Olímpico.


Y me veía festejando un gol mío, algo que nunca se me dio, mientras el relator se “desensillaba” gritándolo.


De pronto la voz del conductor me trajo nuevamente a la realidad, hablando de nuestros valores en literatura, de esos que tocan la savia arrabalera del pueblo mismo, del obrero, del ama de casa que mientras cocina para hoy va sacando cuentas para saber cómo va a hacer para estirar los flacos pesos que van quedando, que duren un poco más.


Y bajé a la tierra. Había estado soñando sin estar dormido. Había sido transportado al dulce mundo de los recuerdos, evadiéndome un rato del hombre actual, sus acuciantes problemas, para sumergirme en la grata niebla de la nostalgia, en donde me reencontré con viejos compañeros, con quienes dimos los primeros pasos en la vida al transitar, en este valle de lágrimas.


De pronto todo terminó. La siesta se había ido al demonio. Pero me di cuenta de que había sido atrapado por la magia de la radio, la sensibilidad de “Cambalache”, la calma meditada de Federico y la expresión avasallante de García Bachi.


Gracias “Cambalache”. Excelente tarde.


Fernando Espinosa (2002)